“La educación es fundamental para la felicidad social;
es el principio en el que descansa la libertad
y el engrandecimiento de los pueblos¨
Benito Juárez
El Estado de Chile es constitucionalmente garante del derecho a una educación de calidad para todos y todas las ciudadanas.
La Ley General de Educación aprobada el año 2009, establece el marco institucional que permite organizar el sistema de educación en función de la calidad. Esta ley regula una relación dinámica entre todos los actores del sistema. Para que esta Ley genere los resultados previstos, el Ministerio de Educación ha dado prioridad al fortalecimiento de la profesión docente. Este es el verdadero eje que garantiza la calidad de la educación. Que es una tarea prioritaria y urgente.
El corazón mismo del sistema educacional son sus docentes. Ellos son la llama que impulsa y da vida a la calidad de los aprendizajes. Todos los estudios sobre la calidad de la educación concluyen que el principal impulsor de las variaciones del aprendizaje son los docentes; que ellos son el piso y el techo del sistema de educación.
Para motivar e impulsar a los docentes a mejorar sus prácticas de enseñanza en función de la calidad, para que cada uno cuente con la información y las posibilidades de acceso al conocimiento de aquellas reconocidamente mejores; para que todos puedan estar conscientes de las propias limitaciones y fortalezas y para que cada uno pueda tener el espacio necesario para potenciar y expresar su capacidad de liderazgo, se requiere contar con una política que considere la complejidad de la profesión docente.
El Gobierno está consciente que un país que se compromete con la educación y que es garante del derecho a una educación de calidad, requiere contar con condiciones que potencien el desarrollo profesional y la motivación de todos los profesores para lograr un rendimiento de alto nivel.
La carrera docente que quieren instalar y fortalecer, busca generar un sistema que considere una trayectoria ascendente en base al mérito y a las responsabilidades profesionales, entregando a los docentes un marco explícito, conocido y motivador que encauce su desarrollo profesional y personal.
Quisieran:
• Atraer a los estudiantes talentosos hacia las carreras de pedagogía;
• Retener en el aula a los buenos profesionales;
• Reconocer las capacidades y el desempeño de los docentes en función de la calidad, la equidad y la integración educativa;
• Reconocer su derecho a oportunidades de un desarrollo profesional continuo;
• Reconocer los distintos méritos y motivaciones profesionales de los docentes;
• Dar continuidad a la carrera profesional docente.
Con este trato quieren responder a un nuevo desafío: necesitamos a los mejores docentes para nuestros niños y niñas en nuestras aulas. El nuevo trato es una decisión y responsabilidad de todo el país: convoca a sus ciudadanos y exige su compromiso. Esta es una gran oportunidad porque como nunca todos los chilenos y chilenas están de acuerdo en la significación de la educación para el desarrollo nacional y las condiciones de vida de todos sus conciudadanos. De ahí la urgencia de avanzar en su calidad. Este acuerdo, hoy nos exige anteponer el bien común a los intereses personales. Es por ello que la nueva relación con los docentes requiere que las universidades hagan el máximo esfuerzos para brindar una formación de calidad; que los legisladores asuman la relevancia de este desafío; que los sostenedores se sumen y mejoren las condiciones de desarrollo profesional y laboral docente; que los profesores renueven su compromiso profesional, y, finalmente, que los estudiantes de pedagogía confíen en un nuevo pacto que les abre mundos amplios para su propia formación, y por extensión, facilita una educación de calidad para todos los niños y niñas de Chile.
Si quieres conocer más sobre esto, visita:
• Atraer a los estudiantes talentosos hacia las carreras de pedagogía;
• Retener en el aula a los buenos profesionales;
• Reconocer las capacidades y el desempeño de los docentes en función de la calidad, la equidad y la integración educativa;
• Reconocer su derecho a oportunidades de un desarrollo profesional continuo;
• Reconocer los distintos méritos y motivaciones profesionales de los docentes;
• Dar continuidad a la carrera profesional docente.
Con este trato quieren responder a un nuevo desafío: necesitamos a los mejores docentes para nuestros niños y niñas en nuestras aulas. El nuevo trato es una decisión y responsabilidad de todo el país: convoca a sus ciudadanos y exige su compromiso. Esta es una gran oportunidad porque como nunca todos los chilenos y chilenas están de acuerdo en la significación de la educación para el desarrollo nacional y las condiciones de vida de todos sus conciudadanos. De ahí la urgencia de avanzar en su calidad. Este acuerdo, hoy nos exige anteponer el bien común a los intereses personales. Es por ello que la nueva relación con los docentes requiere que las universidades hagan el máximo esfuerzos para brindar una formación de calidad; que los legisladores asuman la relevancia de este desafío; que los sostenedores se sumen y mejoren las condiciones de desarrollo profesional y laboral docente; que los profesores renueven su compromiso profesional, y, finalmente, que los estudiantes de pedagogía confíen en un nuevo pacto que les abre mundos amplios para su propia formación, y por extensión, facilita una educación de calidad para todos los niños y niñas de Chile.
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